Actividad sexual que se supone sale de lo normal, desde luego lo difícil es determinar que cosa es lo "normal". En materia sexual, es muy difícil decidir lo, ya que en términos generales se tiene por normal aquello que estadística mente es lo acostumbrado o la regla.
Así por ejemplo, en medicina la presión arterial “normal” para el adulto se considera de 120 para la máxima y de 80 para la mínima, porque después de haber examinado un numero considerable de sujetos que no padecían ninguna enfermedad se encontraron esas cifras como promedio aceptable; fuera de ellas los sujetos empezaban a padecer ciertos síntomas atribuibles a cifras mas altas o mas bajas en su presión arterial.
En este caso, el salirse de lo normal implica perdida de salud en forma definitiva o momentánea, y entonces es fácil entender que es normal y que anormal.
En relación con la actividad sexual, este criterio no nos sirve, pues en primer lugar son escasas y poco fidedignas las estadísticas acerca de las relaciones o de las actividades sexuales.
Las estéticas más fidedignas son las de Kinsey y de algunos otros autores; las escasas que tenemos en nuestro país latinoamericano son también poco dignas de confianza, tanto por el número de casos entrevistados como por la veracidad de las respuestas ya que en materia sexual somos muy parcos para hablar.
Por otra parte, los datos sacados de estadísticas de otros países no son aplicados a nuestras latitudes pues la raza, la cultura y el medio ambiente son diferentes, tal como las cifras “normales” de glóbulos rojos por milímetro cubico no son las mismas para las personas que viven en el altiplano, en comparación con las de las personas que viven a nivel del mar.
En muchos casos los constantes sacadas para datos médicos son hechos objetivos. Mientras que las respuestas a los cuestionarios sobre sexología son subjetivos.
Por ultimo lo que en medicina se sale de lo normal implica enfermedad o trastorno fisiológico, y no solo en las constantes biológicas.
En relación con la actividad sexual, no podemos seguir estos criterios; por ejemplo, para muchas personas, filosofías y para algunas religiones, la masturbación es una aberración sexual. Sin embargo, estadística mente es lo normal; se ha demostrado que la inmensa mayoría de los varones se masturban y la gran mayoría de las mujeres hacen lo mismo, y todo esto sin sufrir ningún trastorno a causa de ello. Nadie hasta la fecha ha podido demostrar que la masturbación es un grave pecado, que trae castigos y además causa terribles males al organismo, ya sea física, o psíquicamente; bajo este influjo las personas si se sienten muy mal por el hecho de masturbarse, ya sea por su gestión o por sentir una gran culpa. Pero aquí el daño no lo hace la masturbación, sino el sentimiento de haber transgredido una prohibición.
Igual cosa puede decirse de las actividades tenidas por aberraciones o de la homosexualidad. Las primeras son estadística mente dominante en determinados grupos sociales, que por cierto son los de mayor preparación académica y los de mejor posición social, y la practican desde luego sin que sufran el menor trastorno. En cuanto a homosexualidad, aunque desde luego no es estadísticamente dominante, tampoco causa ninguna enfermedad o ningún trastorno orgánico a las personas que lo practican; exceptuando la incomodidad social o el sentimiento de culpa en que viven. Por ello, en sexología se dice que homosexualidad es una desviación sexual, una variante de la actividad habitual de los seres humanos.
Sin embargo, podemos concebir como aberraciones sexuales aquellas en las cuales la actividad sexual ha perdido su componente o su objetivo “normal”, como lo es la relación con otro ser humano.
Entonces son aberraciones sexuales la coprofagia, la zoofilia, la necrofilia etc. Aquí no puede incluirse la masturbación pues, aparte de que si es estadísticamente dominante, la persona que lo practica, tiene a otro ser humano; además de que la mayoría de los sexólogos la consideran como una actividad preparatoria para las verdaderas relaciones sexuales.
La masturbación se presenta como hecho dominante en las personas en vias de preparación para actividades sexuales maduras; mientras que la zoofilia y la coprofagia, etc., se presentan en personas ya maduras.
Autor: María Guadalupe Torres Benites.